Pruebas hidrostáticas: las pruebas hidrostáticas son una de las pruebas más críticas utilizadas para verificar la capacidad del cilindro para resistir la presión interna. El proceso implica llenar el cilindro de gas de aluminio con agua y presurizarlo a una presión de prueba especificada, generalmente excediendo la presión de funcionamiento normal. Luego se observa el cilindro para obtener signos de deformación, fugas o cualquier falla estructural. Esta prueba asegura que las paredes y la estructura del cilindro puedan contener de manera segura el gas bajo presión sin ningún riesgo de ruptura o falla. Esta prueba es esencial para confirmar la resistencia del cilindro a los repetidos ciclos de presurización y depresurización.
Inspección visual: la inspección visual es un paso fundamental en el proceso de control de calidad, donde el personal capacitado examina cuidadosamente el exterior y el interior del Cilindro de gas de aluminio para cualquier defecto o imperfecciones obvias. Esto incluye verificar rasguños, abolladuras, grietas o cualquier irregularidad en la soldadura o costuras. Se presta especial atención a las áreas de alto estrés como la base, los accesorios de válvulas y las áreas donde el cilindro puede ser sometido a impactos. La inspección visual es a menudo la primera línea de defensa para identificar las debilidades potenciales que pueden comprometer el rendimiento o la seguridad del cilindro.
Pruebas ultrasónicas: las pruebas ultrasónicas utilizan ondas de sonido de alta frecuencia para detectar fallas o variaciones internas en el grosor del material de aluminio que puede no ser visible a simple vista. Las paredes del cilindro se escanean usando ondas ultrasónicas, que las superficies internas reflejan retrocediendo. Cualquier inconsistencia, como vacíos, grietas o espesor reducido, alterará el reflejo de la onda de sonido. Este método es altamente efectivo para detectar defectos de material ocultos que podrían conducir a una falla bajo presión. También se utiliza para evaluar la uniformidad del material del cilindro, asegurando que cumpla con los estándares de resistencia y seguridad necesarios.
Prueba de rayos X o radiográficos: la prueba radiográfica o de rayos X es un método muy preciso para inspeccionar la estructura interna del cilindro de gas de aluminio. El cilindro está sujeto a radiación de rayos X, que pasa a través del material y produce una imagen de la composición interna. Esta prueba es esencial para detectar defectos internos como bolsillos de aire, inclusiones o microgrietas que pueden no ser detectables con otros métodos. Las pruebas radiográficas aseguran que el material del cilindro sea homogéneo y libre de defectos estructurales que puedan comprometer su resistencia, integridad o seguridad durante el uso.
Prueba de fuga: se realizan pruebas de fuga para garantizar que el cilindro de gas de aluminio sea hermético y sea capaz de contener de forma segura el gas. El cilindro se presuriza con un gas, típicamente nitrógeno o aire, y se sumerge en agua. Cualquier gas que escape formará burbujas visibles, permitiendo a los técnicos identificar incluso las fugas más pequeñas. Esta prueba garantiza la integridad de las conexiones de la válvula, los sellos y las soldaduras, evitando fugas peligrosas que podrían ocurrir durante la operación. Además de la detección visual, se pueden emplear otros métodos como las pruebas de fuga de helio para obtener resultados más precisos.
Prueba de explosión: la prueba de ráfaga es una prueba severa y controlada que empuja el cilindro de gas de aluminio a su límite aplicando presión más allá de su capacidad diseñada hasta que el cilindro se rompa. El propósito de esta prueba es determinar la resistencia final del cilindro y garantizar que falle de manera predecible y segura. Las pruebas de ráfaga ayudan a establecer el margen de seguridad del cilindro y confirma que no fallará catastróficamente en condiciones extremas. También sirve como punto de referencia para evaluar el rendimiento del diseño y el material del cilindro bajo estrés.